El barro de la isla de Vulcano
Un descanso termal al aire libre. Así se presenta la conocida Pozza dei Fanghi en la isla de Vulcano. Este lugar, a poca distancia del puerto, es un lago de agua tibia de manantial alimentado naturalmente. De unos cincuenta centímetros de profundidad, la piscina alcanza los treinta y cuatro grados y es una auténtica panacea en primavera y otoño, cuando incluso es agradable sumergirse por completo, mientras que en verano es recomendable, dada la ya alta temperatura ambiente, mojarse durante las primeras horas de la mañana o al final de la tarde.
La maravilla de este lugar radica en que gracias a unos fenómenos químicos se genera un litro de lodo biológicamente puro cada sesenta segundos. Los efectos beneficiosos de estos lodos actúan sobre todo en quienes padecen reumatismo y dolor de espalda, pero sus propiedades curativas también ayudan a combatir y calmar enfermedades de la piel. A escasos metros de la piscina encontramos la zona de «agua caliente«, donde el mar en continua ebullición ofrece un hidromasaje natural y la posibilidad de aclararse tras el tratamiento de barroterapia. Además, es posible beneficiarse de las Fumarolas con inhalaciones regeneradoras. Como todos los tratamientos de spa, existen algunas prohibiciones para proteger la salud de los visitantes, como no sumergir a los niños menores de 5 años, no permanecer en el agua más de veinte minutos consecutivos y nunca sumergirse después de haber comido. Otros consejos a seguir son no aplicar el barro en el rostro sin un diagnóstico minucioso por parte de tu médico y evitar el contacto con los ojos.
Si quieres llevarte un recuerdo de esta experiencia, sabed que está a la venta una línea de productos a base de arcilla madurada a partir de fuentes sulfurosas y por tanto rica en sales minerales. La mezcla de agua termal y lodo de Vulcano es la base perfecta para realizar cosméticos útiles para la belleza y la salud. Desde crema corporal anticelulítica hasta mascarilla facial purificante, pasando por jabones, champús y cremas para el cuero cabelludo. Vivir la isla también significa dejarse llevar por los cálidos abrazos que la Madre Naturaleza está dispuesta a darte.